La exposición se articula en torno a la idea de que el uso de la informática y de internet en los estudios del ámbito de la Filología Clásico, en particular en sus usos docentes, si bien está deparando considerables mejoras, entraña también serios riesgos que deben ser tomados en consideración.
2. No se busca en modo alguno desalentar del empleo de tales herramientas, sino procurar una información que permita obtener de ellas u beneficio digno de tal nombre. En efecto, el discuso habitual –y, desde luego, el oficial– es positivo sin más, es decir, sin el menor asomo de crítica o prevención. Ésta, sin embargo, es una visión que no se corresponde con la realidad. Se hace preciso, pues, tener identificados y adecuadamente valorados los problemas (contras), tanto o más que las ventajas y mejoras reales que deparan la informática e internet (pros), y, no menos importante, disponer de un conocimiento preciso de la forma en que éstas deben ser utilizadas para evitar los primeros y alcanzar las segundas.
3. El punto de partida es la valoración de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC): éstas no son más que un instrumento –caracterizado por su potencial multiplicador, en todos los sentidos–, y en modo alguno se les puede reconocer, como suele leerse, la condición de elemento director o condicionador del proceso de generación y transmisión del conocimiento. Esta afirmación se hace en contradicción –consciente– con el muy anunciado cambio del paradigma cultural y educativo, y en franca confrontación con las preocupantes señales de degradación del conocimiento que se observan tanto en la calle como en las aulas.