Con los últimos adelantos en la tecnología informática, cada vez resulta más fácil diseñar, alimentar y gestionar grandes bases de datos, estandarizar la entrada y salida de la información, mejorar su accesibilidad, facilitar las tareas administrativas y repetitivas como informes, recetas, circulares,… en definitiva suponen una mejora en la gestión de la información clínica. Efectivamente se está avanzando en el desarrollo informático aplicado al ámbito sanitario, sin embargo, el gran avance tecnológico no se ve acompañado de resultados útiles y aplicables en el ámbito de la atención, la gestión y la investigación sanitaria en general y en el ámbito de la salud mental en particular.
El problema de los sistemas de información en salud mental en España reside en las dificultades para crear información relevante, en la falta de homogeneidad en la recogida de la información, el análisis incompleto de los resultados, la tardía explotación y la escasa difusión. Además, en el contexto actual de descentralización administrativa, con la transferencia de las competencias sanitarias a las comunidades autónomas ha aumentado la dispersión en la forma de generar y crear la información, debido al desarrollo desigual de los sistemas de información, en cada comunidad autónoma. Actualmente, no contamos con indicadores mínimos a nivel autonómico, ni a nivel central, que nos permitan comparar la situación de la atención a la salud mental en España. Y, sin buena información será difícil establecer comparaciones en el desempeño de los servicios de salud mental y evaluar los progresos.
En conclusión y según el informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria del año 2010, es necesaria una profunda reforma de los sistemas de información sanitaria, que se encamine hacia la creación de un sistema de información global. Actualmente, existe la necesidad imperiosa de disponer de una única historia de salud electrónica con información básica compartida, con todos los elementos de seguridad y confidencialidad posibles, permitiendo el acceso rápido a la información esencial a cualquier profesional que toma decisiones sobre la salud mental de un paciente, beneficiando igualmente a la investigación médica, a través del acceso a bases de datos que aportan la información imprescindible en la que se fundamenta el progreso científico.