La Málaga del siglo XIX ha sido objeto de múltiples estudios e investigaciones
dada su importancia económica, política y social, ya que éste fue un periodo
muy relevante para la ciudad debido al florecimiento que experimentó
la urbe en comunicaciones, infraestructuras y servicios. Sin embargo, hasta
ahora, había una parcela poco investigada y no por ello menos importante:
la aparición progresiva de parques, jardines, plazas, paseos y calles ajardinadas,
tanto de carácter privado como público, y su influencia en la mejora
de la calidad de vida de los habitantes y en la tipología urbana de la ciudad.
La influencia de los numerosos extranjeros que vinieron a vivir a la ciudad y
el auge económico, trajeron aparejado un creciente interés por las plantas y
los espacios verdes. Esto, añadido a la situación geográfica de la capital y su
agradable clima, hizo posible el cultivo y la aclimatación de especies vegetales
de países cálidos, conformándose unos jardines particularmente exóticos,
que eran noticia en España por su singularidad y diversidad florística.
La ciudad de Málaga presentaba, en la segunda mitad del siglo XIX, un
gran dinamismo relacionado con los espacios ajardinados, las colecciones
vegetales y las nuevas adquisiciones de plantas. El presente estudio refleja la
prosperidad de la sociedad burguesa, sus modas y costumbres, las aficiones
y el gusto por el coleccionismo en un campo, los jardines, que no había sido
indagado. Entre los jardines más notables y que mejor conservados han llegado
hasta nuestros días se encuentran los de la Hacienda La Concepción,
declarados de importancia “histórica-artística” en 1943, reconociéndole así
el mérito a su peculiaridad, diseño y contenido vegetal. Su importancia y
vinculación con una de las épocas más interesantes de Málaga, constituye
el pilar fundamental de esta memoria, en la que se aborda también una
aproximación al conjunto verde de la ciudad durante la época que nos ocupa,
ayudando a situar La Concepción en su contexto histórico, botánico y
jardinístico.