En la última década el auge de atentados y actividades criminales por parte de grupos terroristas y de criminalidad organizada se han disparado dramáticamente y como consecuencia también el interés en el desarrollo de nuevas metodologías en el ámbito forense para combatirlos. Este interés se ha centrado, entre otros ámbitos, en la detección de explosivos, drogas, materiales susceptibles de ser empleados en acciones de bioterrorismo, identificación de individuos mediante técnicas de ADN o de antropología forense, etc. Este incremento en la necesidad de disponer de información fiable se circunscribe a dos ámbitos muy concretos: información útil para los servicios de inteligencia o aquella destinada a servir como prueba en un Palacio de Justicia. En cada caso, los requisitos son muy diferentes ya que mientras para la primera se acepta un nivel relativamente bajo de fiabilidad (estadísticamente hablando), para la segunda se deben establecer protocolos robustos y niveles de confianza que garanticen que las hipótesis o hechos que se presentan en el juzgado cuenten con un alto grado de fiabilidad.
En todo caso, la formación de profesionales que puedan desarrollar estas tareas de análisis e inteligencia es un requisito indispensable en cualquier fuerza policial o servicio forense. En el ámbito europeo existen diferentes alternativas para la formación de estos profesionales que dependiendo de su grado de formación desarrollaran distintas tareas de campo o laboratorio. El grado de especialización, la eficacia y la formación del personal forense determinaran en muchos casos la efectividad en el desarrollo de estas tareas y como el objetivo final de prevenir, o si la actividad criminal ha sido desarrollada, detener a los causantes se llevara a cabo con la máxima eficacia.
Esta alta especialización pasa sin lugar a dudas por la formación a nivel universitario de personal altamente cualificado que pueda desarrollar de una forma eficiente y rápida labores de laboratorio y campo que pueda dotar a las fuerzas policiales de la información necesaria para abortar actos criminales o proporcionar pruebas robustas que permitan la captura y posterior procesamiento de los responsables.
En España, a diferencia de países como Reino Unido, Alemania, Holanda o Portugal, no existe por el momento ningún grado universitario que permita esta formación especializada y que reduzca el tiempo de formación de estos profesionales. En nuestro país esta formación pasa por cursos de postgrado donde licenciados o graduados en diferentes disciplinas, especialmente Biología y Química, reciben una formación más o menos teórica en diferentes aspectos de las ciencias forenses. Tampoco existen grupos de investigación especializados donde existan programas de tercer grado exclusivamente dedicados al desarrollo de investigación forense. En el lado positivo de la balanza hay que destacar la excelente formación de los profesionales forenses de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, aunque adquirida tras largos años de experiencia profesional.