Los periódicos que defendían durante la Segunda Guerra Mundial el nuevo orden europeo impuesto por la Alemania nazi y se congratulaban del "lazo espiritual" que anudaba al Caudillo Franco con Hitler, se deshacían en elogios ante la “democratización” (sic) anunciada por el presidente Arias a principios de 1974. Entre ambos extremos, de la censura y la consigna establecidas por la Ley de Prensa del 38 al "Parlamento de papel" auspiciado por la Ley Fraga del 66, se dirimió la evolución del régimen. Las expectativas crecientes de apertura fueron defraudadas en vida de Franco, pero la denodada labor de alfabetización democrática asumida por la prensa facilitó el tránsito tranquilo a las libertades una vez desaparecido el dictador