El objetivo principal de la tesis ha sido determinar el modelo de mujer propuesto por directores, guionistas y productores andaluces más allá de consideraciones identitarias y reivindicativas, en el ámbito cinematográfico, en un periodo temporal que comienza en el año 2000 y acaba en 2010.
Con el análisis de una serie de películas, elaboradas en la etapa propuesta, se han configurado los tipos de mujer que se han representado en la pantalla andaluza. Para ello nos hemos servido del análisis de los estereotipos y roles que aparecen en los filmes para definir la imagen otorgada a la mujer en los primeros once años del siglo XXI. Resultando una radiografía de los distintos tipos de mujer que se ofrecen.
A lo largo de la historia del cine se ha representado a la mujer supeditada a la voluntad del hombre y en un segundo plano con respecto al protagonismo diseñado en la estructura narrativa del relato clásico. La Teoría Feminista fue la corriente que desveló los mecanismos que, a través de los recursos expresivos del cine, se utilizan para invisibilizar a la mujer dotándola de una imagen pusilánime y decorativa. Cosificándola para conseguir el placer voyerista del espectador masculino, desplazando al personaje femenino a un mero objeto de placer carente de personalidad y con un perfil sicológico simplificado y plano, que se consigue a través del estereotipo y del rol socialmente impuesto.
Además de dicha teoría hemos utilizado el análisis de contenido sirviéndonos del lenguaje cinematográfico como articulador de los significados que adquieren los distintos mensajes que recibe el público.
Finalizado el análisis observamos que los papeles asignados a la mujer han evolucionado con respecto a etapas anteriores, siendo las realizadoras y realizadores más sensibles ante la realidad que viven y afrontan las mujeres en la sociedad. Asimismo, se ha dotado al personaje femenino de mayor protagonismo en la pantalla alejándolas, de forma considerable, de los arquetipos propuestos y perpetuados a lo largo del tiempo, en el cine. Mujeres más dinámicas, decididas, independientes y sin el lastre del estereotipo, han sido representadas en el comienzo del siglo XXI, otorgando al personaje femenino un carácter de persona autónoma que no es solo parte del decorado en un filme y, por ende, en la sociedad.