Dentro del imaginario de la costa mediterránea, a la Costa del Sol le ha correspondido la proyección de una imagen pop, gestada en las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado a medida de los gustos y modos de vida propios de la sociedad de masas. A lo largo de la carretera N-340 a su paso por la provincia de Málaga, se desarrolló por entonces, en pleno franquismo y como consecuencia del desarrollo incipiente del turismo de masas, un tipo de arquitectura y diseño que en los años ochenta sería bautizado con el nombre de “Estilo del relax”. La strip, paralela a la costa, asumió un sentido simbólico estrechamente vinculado a “su especialidad industrial: el ocio, la venta del placer y la fantasía de felicidad” .
Entre las peculiaridades de este estilo cabe destacar su naturaleza de modernidad sincrética y frívola para sueños estandarizados, que no duda en recurrir a los elementos de todas las vanguardias para combinarlos con los vernáculos, bajo un empuje retrofuturista y “con un grado de humor casi surrealista” (como afirmaría el estudio pionero del estilo del relax llevado a cabo por Juan Antonio Ramírez). En términos arquitectónicos supuso, fundamentalmente, la aclimatación del Estilo Internacional a una región doblemente periférica, ubicada en el Sur de Europa y en un país franquista, y una modernidad de aluvión, hecha de elementos heteróclitos e incluso antagónicos, desprejuiciada y desenfada, que se entrega fácilmente a la hibridación de alta y baja cultura, y construida a gusto del consumidor para satisfacer el ritmo de una creciente demanda turística. Estos rasgos la destinaban a entablar una relación fundamental con los medios de comunicación de masas, que la acogieron en efecto con entusiasmo, gracias entre otras cosas a que se apreciaba en ella una modernidad chic, más tolerable o menos árida que la del Movimiento Moderno en su estado más puro, que daba señas de una abierta voluntad de convertirse en “vanguardia/vacaciones para todos”. Su iconosfera se fue modelando desde el principio en los soportes propios de la cultura de masas, como folletos turísticos, el cine, los documentales propagandísticos del No-Do, la fotografía, las postales[Fig. 1], etc. Este texto se propone analizar los rasgos del estilo del relax y la construcción de su imagen en los medios de comunicación como una manifestación de la estética pop del momento, reparando, sin embargo, en su carácter profundamente excéntrico.