La traducción, en general, entendida como acto social, como actividad destinada a poner en relación realidades
distintas (tanto desde el punto de vista lingüístico como cultural y humano), no está exenta de todos aquellos
cambios, de diversa índole, que se producen en nuestra sociedad. Esta afirmación cobra especial relevancia en
el ámbito de la traducción jurídico-jurada, en el que los textos traducidos caminan de la mano, en muchas
ocasiones, de la realidad política, económica y social del momento en el que se producen. En los últimos años,
y fruto de las consecuencias de diversa naturaleza que la crisis económica ha traído consigo, dichos cambios se
han materializado en forma de nuevas tipologías textuales, uso de nuevas lenguas de trabajo, cambio de
direccionalidad en las traducciones, y, en suma, nuevas realidades y nuevas necesidades a las que el
traductor ha debido hacer frente.
En este trabajo, de corte descriptivo y basado en la doble experiencia profesional y docente, pretendemos dar
cuenta de esta situación. Así, el objetivo principal de nuestro estudio se basa en el análisis de los cambios
mencionados y en sus consecuencias para el traductor profesional, por un lado, y para el docente, encargado
de formar a los futuros traductores y de trasladar al aula la realidad del mercado laboral, por otro.