La aceptación y el rechazo influyen en todas las áreas del desarrollo psicológico infantil. En cualquier grupo de iguales hay una red de influencias y esa red está basada en cómo los niños se rechazan, se ignoran o se aceptan. Los motivos de rechazo y aceptación están relacionados con el comportamiento social que presentan, el cual tiene una base cognitiva. Esa base cognitiva tiene que ver con cómo los niños atribuyen a los demás estados mentales y cómo, a partir de ahí, interpretan las conductas de los demás. La capacidad de la comprensión de la mente (ToM) puede explicar la manipulación los estados mentales de los otros o cómo perciben las aceptaciones y los rechazos que reciben de sus compañeros. Los niños pueden tener diferente nivel de ajuste perceptivo y esa precisión perceptiva tiene que ver con la precisión con la que se atribuye a otros sus intenciones o actitudes de aceptación y rechazo. Este estudio tiene como objetivos estudiar las relaciones entre aceptación y rechazo en un grupo de niños, la relación entre la comprensión de la mente y la aceptación entre iguales, la manipulación de los estados mentales, y la percepción de aceptación y rechazo. Las respuestas han sido extraídas de la técnica de nominaciones entre iguales (Ortega & Ortega, 1999), la Batería de Teoría de la Mente y el cuestionario Kiddie Mach Scale (Christie & Geis, 1970) aplicados a 21 alumnos de cinco y siete años. Los resultados muestran que los motivos de rechazo difieren según el estatus sociométrico. Los niños promedios tenían un mayor desarrollo de las inferencias mentalistas, los ignorados son más desconfiados que los populares o promedios, los rechazados son más manipuladores que los ignorados y, por último, que los ignorados tienden a ser más deshonestos que los controvertidos. También se obtuvo que los niños eran más manipuladores que las niñas. Se encontró una tendencia a que los niños promedios, que eran los que tenían mayores puntuaciones de ToM, tendían a no tener creencias sobre aspectos positivos de la naturaleza humana. Finalmente, se encontró que los populares tenían mayor precisión perceptiva de aceptación y que los niños rechazados tenían mayor percepción perceptiva de negación.