Este proyecto tiene como finalidad el desarrollo de una serie de esculturas que fijan su atención en la dimensión procesual de la obra de arte. En ellas, el propio proceso se convierte en temática central y la reflexión sobre el proceso determina tanto el discurso como los resultados finales que se ofrecen al espectador. En este sentido, la atención a los diferentes gestos diarios, que realizamos en un ámbito de estudio, despliega su potencia alegórica1, a través de la manipulación de objetos y recursos artísticos. Así, la recreación del propio ámbito de trabajo y sus rutinas gestuales abren una lógica formal autoreflexiva en la que materia, tiempo y espacio convergen. Se trata en definitiva de indagar en los límites de la escultura, ubicándolos en un espacio tanto físico como temporal que avanza sobre sus descubrimientos y retrocede sobre ellos para convertirlos en objeto de reflexión. La adaptación, tiempo y repetición se convierten en elementos esenciales de mi proyecto, en el que la presencia de registros formales se ofrece en definitiva como un espacio mental abierto su interpretación. De esta manera, la exploración de los gestos realizados dota al propio espectador de conciencia de su quehacer diario a través de una mirada más hábil hacia lo cotidiano.