Lo que pasa donde no pasa nada nace así como una relectura del proyecto Claustro Materno, cuyo principal objetivo era la búsqueda de un vínculo entre espacio espiritual y los ciclos biológicos de la mujer. El desarrollo progresivo de este proyecto se ha encaminado, así, hacia un análisis de diversas dicotomías
en las que el interés por la luz y su relación con el espacio interior en el que
aparece proyectado seguían siendo las protagonistas.
Comenzando por la correlación entre lo cotidiano y lo sagrado, realizo un
análisis teórico de autores que han incorporado lo espiritual a escenas del día a día y superpongo plásticamente elementos característicos del espacio sacro al doméstico. Por otro lado, me sirvo del uso de la sombra y la luz solar para generar estancias en las que el tiempo parece extenderse, analizando
esta concepción dilatada del tiempo y generando una atmósfera que invita a su contemplación mediante el uso de medios pictóricos de distinta naturaleza que, a la vez que evidencian sus diferencias, generan un ambiente armónico.
Posteriormente, estudio las características de las superficies que estructuran estas estancias vacías (suelo y pared) y relaciono su naturaleza inmóvil con la fugacidad característica de la proyección de la sombra producida por el sol.