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dc.contributor.authorDe Garay Suárez-Llanos, Jesús
dc.date.accessioned2017-04-07T08:57:18Z
dc.date.available2017-04-07T08:57:18Z
dc.date.created2017
dc.date.issued2017-04-07
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10630/13444
dc.description.abstractUna de las cuestiones que ocupa al idealismo alemán es lo relativo a la unidad de la conciencia. Sin duda, la filosofía griega fue la fuente más antigua que proporcionó el interés alemán por la unidad de la conciencia. Y dentro de la filosofía griega parece que Aristóteles y Platón fueron los filósofos más conocidos. Sin embargo, lo que escribieron Platón y Aristóteles acerca de la unidad de la onciencia es menos claro de lo que frecuentemente se afirma. Mi tesis es que la reflexión sobre la unidad de la conciencia se desarrolla principalmente entre los comentadores griegos de Aristóteles, y especialmente entre los comentadores neoplatónicos de Aristóteles. Se suele aludir con razón a Agustín de Hipona y al aristotelismo medieval –y por supuesto a Descartes- como el inicio de la reflexión acerca de la unidad de la conciencia. Sin embargo, se pasa por alto cómo el desarrollo de estas reflexiones procede no del mismo Aristóteles –ni tampoco de Platón- sino de los comentadores griegos de Aristóteles; y, más en general, esta reflexión sobre la unidad de la conciencia procede de los filósofos neoplatónicos (principalmente Plotino, Porfirio, Jámblico y Proclo) en los que se inspiraron estos comentadores. El propio Agustín, en gran medida, reformula esta doctrina con particular originalidad. Esta lectura neoplatónica de Aristóteles es la que desarrollan en los siglos XIII y XIV Alberto Magno y sus discípulos alemanes, como Dietrich de Freiberg, Meister Eckhart o Berthold de Moosbug, quienes leen a Aristóteles desde el corpus dionysianum, el liber de causis, los Elementos de teología de Proclo, y desde luego desde Avicena y Agustín de Hipona. Mi presentación se centrará en los comentarios al De anima que conservamos. Dos de ellos tradicionalmente han sido atribuidos a Simplicio (c.490-c.560) y a Juan Filopón (c.490-c.570). No obstante, en el primer caso es improbable que Simplicio sea su autor, y es posible que sí lo sea Prisciano de Lidia (fl. s.VI). En cuanto a Filopón, disponemos de un comentario al libro tercero existente sólo en latín; y un segundo comentario completo que posiblemente no sea suyo sino de Esteban de Alejandría (fl. 610). Además está la paráfrasis al De anima de Temistio(317-c.390). No conservamos el comentario de Alejandro de Afrodisia, fl. 200, (aunque sí su tratado sobre el alma) ni otros como el de Plutarco de Atenas (c.350-430), o el de Jámblico (c.245-c.325) si es que realmente llegó a escribirlo. Salvo Temistio, y por supuesto Alejandro, todos ellos comparten firmes presupuestos neoplatónicos. Más en particular, en relación al alma, continúan la tradición de Jámblico frente a Plotino. Asimismo, siguiendo también a Jámblico, asumen que cada tratado de Aristóteles (y de Platón) tiene un skopos específico, y que en el caso del De anima, su skopos es el alma racional humana. Estos comentarios tienen sólo cierto valor explicativo del texto aristotélico, pero presentan desarrollos doctrinales originales, no presentes en Aristóteles. En muchos casos se presume un acuerdo doctrinal de Aristóteles con Platón. En general, la lectura del texto aristotélico se centra en aquellos aspectos más relevantes para el neoplatonismo, como por ejemplo en la búsqueda de la unidad de la conciencia. Por una parte, el énfasis típicamente neoplatónico en la unidad implica una búsqueda de aquello que unifica todas las actividades psíquicas. Por otra parte, el progreso del pensamiento es concebido en términos de reflexión, es decir, como vuelta del pensamiento sobre sí mismo (epistrophe), por lo que la indagación acerca de la conciencia resulta esencial. Los autores del siglo VI analizan y discuten las diferentes interpretaciones de los textos aristotélicos en relación a la unidad de la conciencia. Entre esas interpretaciones se menciona a autores que, sin haber escrito expresamente un comentario al De anima, sin embargo han introducido doctrinas nuevas en torno a la unidad de la conciencia, tales como por ejemplo Plotino (c.204-270), Proclo (412-485) o Damascio (c.458-c.538). La terminología para referirse a la unidad de la conciencia es variable. No obstante, algunos términos son más habituales como sunaisthesis, epistrophe, prosoche, parateresis, parakolouthein, suneidos. En primer lugar, la doctrina aristotélica que es analizada se refiere a la conciencia sensible (De anima, III-2): por un lado, estos pensadores examinan en qué medida cada sensación conoce por sí misma tanto su objeto sensible propio como además conoce que lo conoce; por otro, evalúan hasta qué punto la conciencia sensible es función del sensorio común. Pero en segundo lugar, en tanto el entender implica entenderse a sí mismo, la búsqueda de la unidad de la conciencia remite a la conciencia intelectual (De anima, III-4). La doxa, el nous poietikos, la atención (to prosektikon) son algunos de los candidatos para caracterizar la unidad de la conciencia. Más aún, la imaginación, que frecuentemente es identificada con el entendimiento pasivo, aparece también como lugar propio de la conciencia de sí.es_ES
dc.description.sponsorshipUniversidad de Málaga. Campus de Excelencia Internacional Andalucía Tech.es_ES
dc.language.isospaes_ES
dc.rightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses_ES
dc.subjectAristóteles - Crítica e interpretaciónes_ES
dc.subject.otherConcienciaes_ES
dc.subject.otherUnidades_ES
dc.titleLa unidad de la conciencia en los comentadores griegos de Aristóteleses_ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/conferenceObjectes_ES
dc.centroFacultad de Filosofía y Letrases_ES
dc.relation.eventtitleJornada «El legado de Grecia en la Filosofía Alemana»es_ES
dc.relation.eventplaceMálaga, Españaes_ES
dc.relation.eventdate12/05/2017es_ES
dc.cclicenseby-nc-ndes_ES


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