En la actualidad, el cáncer supone la segunda causa de muerte en el mundo, siendo el cáncer de mama la neoplasia maligna sólida más frecuentemente diagnosticada en las mujeres occidentales y la que presenta una mayor prevalencia mundial a 5 años. Después del cáncer de pulmón, el cáncer de mama supone la primera causa de muerte en mujeres de entre 40 y 55 años. Así pues, el cáncer de mama supone un problema sanitario de gran magnitud tratándose generalmente mediante la combinación de cirugía, quimioterapia y hormonoterapia.
Las proteínas quinasas son reguladores clave de todos los aspectos relacionados con la aparición y desarrollo de los tumores, al controlar procesos tales como la angiogénesis, la migración celular y la apoptosis. Además, diversos estudios han revelado que pueden llegar a disminuir el umbral en el cual las células entran en apoptosis, lo que aumenta su sensibilidad frente a otros agentes antiapoptóticos.
La eficacia de los inhibidores de proteínas quinasas en el tratamiento del cáncer ha sido demostrada por diversos ensayos clínicos, aunque sólo ha mostrado un efecto modesto cuando se aplica como terapia única.
La proteína clusterina es una glicoproteína multifuncional altamente conservada en distintas especies y de la que se han descrito tres isoformas, la clusterina nuclear (CLUn), la clusterina citosólica (CLUc) y la clusterina secretora (CLUs). La función de ésta proteína depende en gran medida del tipo de isoforma de la que se trate, de célula en el que se expresa y del tipo concreto del mediador de la señal celular, jugando un papel muy importante en el control de la apoptosis celular. Así, mientras la CLUn tiene un papel proapoptótico, la CLUs tiene una función citoprotectora ya que inhibe la apoptosis.
En este estudio se estudia el efecto que la inhibición de la expresión de la clusterina secretora, mediante el uso de oligonucleótidos antisentido u ODN y siRNA, tiene sobre la sensibilidad de las dos líneas tumorales de mama, MCF-7 y MDA-MB-231, frente a los inhibidores de proteínas quinasas H-89, Chelerythrine y Genisteina.
Tras la finalización de los ensayos se comprobó que los tres inhibidores usados en el estudio aumentaron la expresión de la clusterina, como una respuesta adaptativa que mejora la supervivencia de la célula tumoral frente a un medio hostil, y que los tratamientos que incluyeron la inhibición de esta proteína mediante el uso de ODN o siRNA redujeron el número de células viables de forma más efectiva que cuando el tratamiento se realizó únicamente con los agentes citotóxicos.
Finalmente, se concluye que el tratamiento combinado de inhibidores de proteínas quinasas junto con inhibidores de clusterina puede suponer una estrategia novedosa y prometedora en casos de resistencia de las células tumorales de mama a las terapias convencionales.