El recién nacido (RN) prematuro nace durante un periodo crítico de su crecimiento. La nutrición se ve dificultada por la inmadurez de sus sistemas y, las patologías intercurrentes. El resultado puede ser un retraso en el crecimiento extrauterino que con frecuencia agrava un retraso intrauterino previo. La tendencia actual es intentar evitarlo mediante una nutrición parenteral agresiva precoz (con nutrientes cercanos a los que recibiría intraútero) y una alimentación enteral lo más temprana posible. La literatura muestra gran variabilidad entre centros en las tasas de enterocolitis necrosante (ECN) y en las prácticas de inicio y continuación de la alimentación enteral.
Ante un inesperado aumento en la incidencia del ECN se realizó una guía de práctica clínica (GPC) sobre alimentación enteral en RN≤32 semanas de edad gestacional (SEG) y/o peso recién nacido (PRN) ≤1500 g. Se valora el impacto de la GPC en la incidencia de ECN y, en una segunda fase, el papel de los probióticos sobre la ECN y el estado nutricional.
Se recogieron datos de los distintos periodos. Se incluyeron aspectos demográficos, ganancia ponderal, estrategias de alimentación y co-morbilidades que podrían afectar a la alimentación (ductus, arterioso, sepsis). Se comparó la incidencia de ECN, perforaciones focales, mortalidad y aspectos relacionados con el estado nutricional entre los distintos grupos.
Tras la introducción de la GPC la incidencia de ECN y mortalidad global descendieron de forma significativa (p<0.05) no así las perforaciones focales. Al introducir los probióticos, el porcentaje de ECN permaneció estable. Hubo un aumento en los casos de perforaciones focales y la mortalidad global aunque sin significación estadística. Se objetivó también un aumento en las sepsis nocomiales por estafilococo coagulasa negativo en el último periodo (con probióticos), pero el análisis multivariante no mostró diferencias estadísticamente significativas. En cuanto a las variables que afectaban a la ganancia ponderal, tolerancia digestiva, motilidad intestinal y estancia hospitalaria, no hubo diferencias en ningún periodo.
En base a estos resultados parece que la implementación de un protocolo de alimentación enteral en RN≤32 SEG y /o PRN ≤1500g reduce la incidencia de ECN, sin incidir en la incidencia de sepsis nosocomial ni en la estancia hospitalaria. La incidencia de ECN se ha mantenido igualmente baja tras la inclusión del probiótico No hemos tenido suficiente poder estadístico para detectar cambios en la incidencia de ECN tras la inclusión del probiótico. La administración de probióticos resultó segura aunque no ha demostrado mejorar la tolerancia digestiva, la motilidad intestinal o la ganancia ponderal al alta hospitalaria, en nuestros pacientes.