La muerte de Charlotte Corday es el título
con el que se conoce un cortometraje
realizado en color en 16 mm durante
1950 por Pablo Picasso –y Frédéric Rossif
como asistente– producido por la Cinemateca
Francesa. El rodaje mantuvo
al pintor ocupado durante cuatro semanas.
La obra permanece inédita y desconocida
para el público, pues nunca
fue comercializada (no fue montada ni
sonorizada, aunque la música iba a ser
encargada a Stravinsky). En la pantalla
la obra de Picasso se convierte en protagonista,
junto a él y otros amigos en
distintas situaciones y acciones. Catalogada
en la obra audiovisual de Picasso,
sin embargo no se conoce que sus imágenes
fueron utilizadas como parte de
otra película.