El proyecto plantea una reflexión sobre el sonido en su uso como material escultórico y en dialogo con otros materiales. De este modo presento una serie de piezas en las que se combinan dichos materiales y objetos de diferente procedencia, comprados, encontrados o fabricados, junto con audios de la vida cotidiana fácilmente reconocibles, como puede ser el sonido de un armario al abrirse o el tic tac de un reloj.
Los audios generan una imagen sonora en la mente del espectador, creando, de forma inconsciente, una percepción de aquello que produce dicho sonido. El absurdo de la situación creada, o más bien, el hecho de que dicha imagen no se relacione directamente con lo que tenemos delante provocará una extrañeza.
Esto se debe a que, por naturaleza, el sonido se muestra autorreferencial, es decir, de forma inconsciente lo asociamos con la fuente sonora que lo genera realmente. Por lo tanto, en el momento en el que se ve despojado de su origen natural se descontextualiza, apareciendo el factor extraño del que estoy hablando.
Desde el punto de vista formal y plástico las piezas parten desde un elemento real vinculado con el sonido empleado, pero son elaboradas mediante materiales pobres y objetos del entorno que, personalmente, me remiten a ellos, bien por forma, bien por color o textura, construyendo desde la precariedad. De esta forma encuentro unas transmutaciones que desembocan en la sorpresa, lo diferente. En definitiva, se trata de una desviación de la cotidianidad, de trabajar con algo reconocible pero que resulta extraño debido a la desvinculación del sonido empleado con respecto los materiales.