La presente comunicación viene a mostrar un proyecto artístico basado en reconfigurar, cruzándolos, dos tipos de códigos, uno propio del consumo de masas como es el cómic, y otro de la recepción especializada y presencial como es el de la pintura. Asimismo, la temática que, como veremos, es objeto de narrativización mediante la citada confluencia disciplinar, retrotrae el resultado de difusión pública del trabajo intelectual al contexto de sus condiciones procesuales puramente domésticas. Por tanto, a través de la conjugación interesada de las citadas disciplinas produzco una suerte de narraciones espaciales que vienen a modificar los modos de recepción de los objetos culturales a que se refieren (novelas, exposiciones, artículos, ensayos, etc.). Para ello, se ha desarrollado todo un programa de trabajo que profundiza en las posibilidades de la representación pictórica para generar metarrelatos, produciendo una serie de instalaciones que, sobre la base de transformar el espacio expositivo en una infinita sucesión de grandes viñetas, integran cuadros que atienden a la caracterización gráfica y argumental del desorden propio de las prácticas íntimas de habitación durante el trabajo, que viene a ser reveladora de unos asentamientos en el territorio doméstico dados por su condición de espacios para crear historias, pues todos ellos son lugares de vida y labor de distintos narradores profesionales. Cada cuadro-viñeta, pues, es titulado con el de la ficha descriptiva de obra que estaba realizando cada uno de tales autores al recibir la visita –cámara en mano- de quien suscribe, a partir de cuyas fotografías se han compuesto las pinturas, narraciones de segundo grado que vienen a ofrecer aperturas a los modos de relato que nos dan cuenta tanto de nuestra cotidiana intimidad creativa como de los códigos actuales que la hacen pública, haciendo historias (stories) del personal modo de proceso previo de cada historia publicada.