La presente comunicación tiene como objetivo mostrar algunas evidencias y experiencias que corroboran que la acción socioeducativa y comunitaria en red es crucial para resistir y revertir la exclusión social que sufren ciertos barrios y zonas de nuestras ciudades que tradicionalmente han sido separadas, segregadas y marginadas (Secchi, 2015). En concreto partiremos de la realidad social y educativa de Asperones, un barrio que nació en la transición a finales de la década de los ochenta, debido a un Plan de Erradicación del Chabolismo en 1987 en Málaga, con la intención de acabar con algunas zonas de bolsas de pobreza de la ciudad. Ahora, treinta años después (García, 1993), la situación de exclusión social de las familias que conforman el barrio es evidente.