La formación intercultural en la universidad es una necesidad y una esperanza. Una necesidad, en la medida en que debemos responder a las realidades sociales y educativas complejas donde el elemento cultural diverso es absolutamente real y emergente. Y, una esperanza, porque mientras eduquemos para el respeto y en la promoción de la interculturalidad estaremos formando a docentes que sembrarán en las nuevas generaciones las semillas de la paz y de la solidaridad, y, por ende, valores positivos tan necesarios y fundamentales para la humanidad. Por todo ello, en este trabajo, vamos a exponer los resultados de la parte cualitativa del proceso investigador llevado a cabo en el contexto de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga durante los años 2015, 2016 y 2017. La práctica pedagógica de la formación inicial debe procurar la inclusión intercultural, a través de estrategias de trabajo en las que se implique a la diversidad cultural presente en las aulas universitarias, con el objeto de mejorar las interacciones humanas dentro del espacio de formación, y fuera, al generarse actitudes de cooperación y diálogo intercultural en los alumnos y alumnas universitarios, prolongándose estas “ramificaciones actitudinales” a la sociedad en general.