Los directores de fotografía son los responsables de traducir las necesidades del director en la materialización del trabajo cinematográfico, siendo en la mayoría de los casos los que proponen al director un look concreto según interpreten el guión. Todo ello hace que la figura del director de fotografía, fuera de ciertos romanticismos asociados a su figura, plantee ciertos dilemas en la realización de su trabajo en cuanto a cuestiones de autoría. Cómo su formación es necesariamente técnica, y el desarrollo de su trabajo también lo es, se le quita valor como autor y no se le reconoce en la mayoría de los países legalmente como tal, ya que ser autor legalmente no es una cuestión de tener un espacio y reconocimiento en festivales cinematográficos, sino que es una figura con protección legal que plantea además sus réditos económicos.
Su conocimiento de la cultura visual y del patrimonio cultural suele ser alto. Este conocimiento de la cultura está mediado por el conocimiento y desarrollo de la técnica fotográfica, y actualmente de toda una tecnología con un nivel de obsolescencia alto.
Este es el segundo trabajo en el que revisamos la figura del director de fotografía en el mercado audiovisual, por lo que nos interesa profundizar en cuatro ejes diferentes para comprender mejor su trabajo y reconocimiento.
1) Formación
2) Referentes estéticos empleados en el trabajo
3) Tecnología empleada
4) Reconocimiento de los derechos de autor
Frente a estos cuatro ejes, podríamos plantear dos aproximaciones al trabajo de un director de fotografía. Por un lado, hay directores de fotografía que tienen un alto compromiso en la investigación plástica, y la autoría de su trabajo es muy marcada, frente a otra categoría de directores de fotografía menos implicados en el desarrollo dramático y/o visual de la historia, que son algo más técnicos. En ambos casos, su ayuda al desenlace del trabajo es vital, aunque los resultados probablemente sean diferentes