Actualmente, los procesos de enseñanza-aprendizaje tienen como finalidad el desarrollo de las competencias clave. Para ello, es necesario tener una educación científico-matemática de calidad, que fomente la capacidad de tomar decisiones ante los problemas de la vida cotidiana, que permita desarrollar la autonomía del individuo desde tres perspectivas: intelectual, moral y social. En este trabajo se presenta una primera aproximación de un modelo de indicadores que permitirán la construcción de un instrumento para identificar si en los procesos de enseñanza-aprendizaje de matemáticas y ciencias, se fomentan la adquisición de estas autonomías, y por tanto, gozan de un enfoque formativo. Para cada una de las autonomías se definieron los atributos que las caracterizan, y que fueron identificados a partir de un análisis cualitativo del currículo de Educación Secundaria, y de una exploración cualitativa de una selección bibliográfica. Los resultados de este análisis ponen de manifiesto la necesidad de impulsar la adquisición de atributos como ser personas observadoras, predictivas, críticas-reflexivas, entre otros, que permitan realizar acciones relacionadas con las prácticas científicas de modelización, indagación y argumentación. También, se desprenden otros más relacionados con habilidades y destrezas sociales y morales, como ser personas respetuosas, empáticas, conscientes de la igualdad de género, entre otros.