Un informe reciente producido por la acción sobre la violencia armada (AOAV) sobre
el número de muertes causadas por explosiones en 2017 concluye que veintiún países
sufrieron violencia por la acción de explosivos con 56% de todas las víctimas
causadas por artefactos explosivos caseros.
Dos escenarios son posibles cuando hablamos de explosivos: explosivos fácil de
fabricar y detonar usando detonadores caseros o explosivos de baja intensidad, pero
su estabilidad dificulta el manejo seguro del mismo (por ejemplo TATP, HMTD, MEKP).
En otros casos, como por ejemplo para ANFO, los explosivos son también fáciles de
fabricar y más estables, pero su detonación requiere el uso de un detonador más
sofisticado.
Siendo una de las técnicas analíticas más comunes encontradas en laboratorios
forenses en todo el mundo, los métodos cromatográficos siguen siendo la vanguardia
para la detección de explosivos y todavía se consideran la técnica de confirmación
más importante para cuando la prueba debe tener carácter pericial. También, las
técnicas espectroscópicas se han usado extensamente para la detección de
dispositivos explosivos caseros debido a sus características inherentes que las
hacen rápidas, portables, selectivas, relativamente baratos (en comparación con
otras técnicas) y la mayoría son no destructivas lo que es importante desde el punto
de vista forense.