Las primeras postales de contenido fotográfico aparecen a fínales del siglo XIX. En estas fechas, la fotografía es el medio que mejor evidencia el interés social por un mundo que se expande, y la postal es el vehículo perfecto para democratizar ese inventario mediante la fotografía.
La transcendencia de la industria postal como medio de transmisión de la ideología de la época es considerable, por lo permeable que fue este medio a la población. Solo en los primeros años de su comercialización, en 1900, un solo editor produjo en Francia veinticinco millones de tarjetas postales. Pocos años después, en 1905 este mismo editor se fusionó con otros, e imprimían 500.000 tarjetas postales por día. Es este periodo comprendido entre 1900 y 1914 en el que centramos nuestra investigación, ya que consideramos que este producto cultural es uno de los soportes que mejor evidencian la construcción de la mirada orientalista, la psique social y cultural del colonizador, evocando los «fantasmas» del imaginario que convierte este inventario en una forma de apropiación del otro. Nos parece acertada la afirmación sobre el interés de los motivos fotográficos exóticos que crean la fascinación de lo «desvelado, revelado, violado», al afirmar que “solo es fotográfico lo que es violado, sorprendido, desvelado, revelado a pesar suyo, lo que jamás habría debido ser representado porque carece de imagen y de conciencia de sí mismo” (Baudrillard, 1991).
También nos centramos en su función como documento personal (Plummer, 1989), permitiendo reconstruir esa otra historia, que alejada de los grandes acontecimientos históricos se centra en las familias, en los individuos, en sus comunicaciones y en sus usos sociales.
Con esta investigación se pretende actualizar el valor de este tipo de documentos a partir de la revisión de una selección de tarjetas postales de principios del siglo XX sobre Marruecos, mediante la metodología del análisis de contenido y de la refotografía (Klett, 2011).