Los que aspiramos a tener una óptima formación como traductores, sea cual fuere la especialidad de los textos por traducir, debemos formarnos en primera instancia reconociendo las diversas tipologías y funciones del lenguaje. Bien sabemos que la literatura transforma e intensifica el lenguaje cotidiano y ello, porque los textos literarios están determinados por la función expresiva y la poética, son altamente culturales y específicamente subjetivos, son marcadamente simbólicos y tienen un gran poder de evocación y de connotación, entre otras peculiaridades. Reconocer la importancia del estudio de la literatura para la formación del traductor incluye también el conocimiento y dominio de diversas competencias.