Pedro López Calderón fue un maestro pintor asentado en la Ciudad de México durante las primeras décadas del siglo XVIII. El grueso de su producción -fundamentalmente lienzos de tipo religioso- se distribuyó por templos de la capital virreinal y otras ciudades del septentrión novohispano. Muchas obras han mantenido su emplazamiento original hasta la fecha y otras han sido trasladadas a museos, permaneciendo no obstante y por regla general poco atendidas o sumidas en el olvido. Influye en ello la escasa atención y baja consideración que la tradición historiográfica del arte novohispano ha mantenido hacia este pintor, del que se conocían pocos trabajos y de poca calidad, así como escasos datos de su vida. No obstante, recientes investigaciones empezaron a sacar a la luz, con carácter puntual, alguna obra de mayor mérito artístico que nos han desvelado a un creador particularmente hábil para la formulación de soluciones iconográficas originales y complejas. Estas prometedoras aportaciones, sumadas a algún hallazgo casual de relevancia, respaldaron el inicio de la investigación doctoral que enmarca el presente
estudio.