INTRODUCCIÓN
La comunicación que se propone parte del eje central del simposio, es decir, partimos del concepto del martirio para analizar su vigencia desde las últimas décadas del siglo XX hasta el actual siglo XXI. La herencia cultural y visual de todos aquellos países que han sido eminentemente de culto católico, hace que el cristianismo se mantenga como algo propio, vinculado a las señas de identidad locales transmitidas siglo a siglo, dejando a un lado, lo que se ha venido a llamar los verdaderos mártires del siglo XXI, es decir, todas aquellas personas que son perseguidas, martirizadas y asesinadas por profesar la religión católica, pero este último tema, a pesar de exceder el sentido de esta comunicación, debe ser citado porque, a pesar de los siglos, siguen cometiéndose suplicios que acaban con la vida de quienes defienden ser seguidores de Cristo. Cítese como ejemplo, las imágenes que homenajean a los veintiún cristianos coptos asesinados el 15 de febrero de 2015, o los cuadros que ensalzan el asesinato de lo que se ha llamado “el primer sacerdote Mártir de Europa”, el padre Jacqués Hamel, asesinado en una iglesia francesa el 26 de julio de 2016 a manos de islamistas radicalizados.
OBJETIVOS: Hablar por tanto de “mártires” en el siglo XXI, nos lleva a analizar la expansión de la imagen cristiana, de los santos y mártires, sus atributos e iconografías propias de todos los “actores” de la religión cristiana. Nuestro objetivo es encontrar las alusiones y recreaciones de estos personajes en el arte contemporáneo, e incluso en la publicidad. Si tenemos en cuenta que esa herencia histórica se ha trasladado y pervivido en el tiempo gracias a la imagen, y ésta se inserta en una sociedad que no le da el valor religioso que antaño le diera, nos encontramos con una sociedad que potencia la imagen como elemento esencial en la comunicación, y donde el diálogo entre imagen y martirio amplía sus límites.