Desde el origen de la cirugía de implantes orales, se ha recomendado excluir o limitar la realización de
esta técnica a ciertos pacientes con problemas de salud y/o determinados hábitos, como por ejemplo el
tabaquismo.
Las enfermedades crónicas no transmisibles no son consideradas una contraindicación absoluta para realizar
implantes orales, pero se debe evaluar detenidamente el tipo de enfermedad presente, por ser un riesgo potencial
para el correcto proceso de osteointegración.
Hay ciertas condiciones sistémicas, como la osteoporosis, diabetes, enfermedades cardiovasculares, e
hipotiroidismo, así como el hábito de fumar, que inciden sobre el éxito o el fracaso de los implantes.
La alta esperanza de vida ha supuesto que cada más personas tengan osteoporosis. Esta patología afecta de
forma más importante a estructuras como los maxilares o el reborde alveolar. Estos pacientes tienen afectaciones
bucales importantes que no solo comprometen la funcionalidad, sino que complican la posibilidad de que se les
aplique un tratamiento de odontología.
La reducción del reborde alveolar tiene en la osteoporosis uno de sus causantes más directos. Esta consecuencia,
junto con la disminución de la masa y la densidad ósea, pueden complicar la colocación de implantes dentales.
Este trabajo se centrará en relacionar si la osteoporosis puede ser un factor de riesgo para el paciente que va a ser
intervenido para la colocación de implantes dentales.