El agotamiento de los combustibles fósiles empleados como fuentes de energía y materias primas ha impulsado la búsqueda y desarrollo de fuentes alternativas. Entre ellas, la biomasa es el único recurso capaz de reemplazar a los combustibles fósiles en su totalidad, ya que permite obtener energía, combustibles y productos químicos. La biomasa lignocelulósica, formada por celulosa (40-50%), lignina (15-25%) y hemicelulosa (20-35%), es una fuente de carbono renovable y sostenible para obtener productos de alto valor añadido, ya que esta materia prima no tiene porqué interferir con la cadena de alimentación. La hemicelulosa es una de sus fracciones con mayor potencial, ya que los azúcares C5 que la componen se pueden hidrolizar en sus respectivos monómeros, cuya deshidratación en presencia de catalizadores ácidos permite la formación de furfural. Este compuesto es de gran interés en la biorrefinería basada en la plataforma de azúcares, ya que su alta reactividad permite la síntesis de una gran variedad de productos de alto interés comercial, algunos de los cuales, a día de hoy, sólo pueden obtenerse de los combustibles fósiles.
De las diversas reacciones catalíticas que pueden darse a partir del furfural, la hidrogenación es una de las que más atractivas por su interés comercial, ya que pueden obtenerse compuestos como el alcohol furfurílico (resinas furánicas para moldes de fundición), 2-metilfurano (síntesis orgánica o como aditivo de combustibles) o furano (síntesis de heterociclos). Tradicionalmente, las reacciones de hidrogenación de furfural se han llevado a cabo utilizando como catalizador la cromita de cobre o el paladio. Sin embargo, la alta toxicidad del Cr y el elevado coste del Pd han fomentado la búsqueda y desarrollo de nuevos catalizadores más sostenibles para la obtención de estos productos de alto valor añadido.