Ahora que hace doscientos años de la genial invención de una criatura monstruosa que sigue alimentando nuestra cultura contemporánea, es necesario recordar que Frankenstein o el moderno Prometeo (1818, en adelante Frankenstein) es una de las grandes obras de todos los tiempos. Y no debería haber dudas. La novela de Mary Wollstonecraft Shelley —y su figura como escritora, tan olvidada como plagiada no solo por esta novela magistral— debe estar en el canon de la literatura universal a la altura de las grandes obras de todos los tiempos [pongan-títulos-yourself]. La imaginación creativa que combina ciencia y ficción —y por extensión ciencias y humanidades— revoluciona todavía el arte de nuestro tiempo.