La presente investigación pictórica bajo el título de pintura
encendida1 parte de una reflexión sobre los diferentes
comportamientos que se dan en internet, concretamente los que
conciernen a la posibilidad de exhibición que ofrece el medio
digital en torno a la relación entre individuo y pantalla. Como
punto de partida me baso en la recopilación de imágenes extraídas
de capturas de pantalla que abren nuevos territorios de lo íntimo
y alternativas inexploradas de interacción a distancia antes
inimaginables; pues la intimación en vivo con otras personas,
sugiero, está siendo sustituida por la frialdad de los media a
través de cámaras de video conectadas en Red.
Planteo la cuestión de hasta qué punto en la sociedad de la
hiperinformación, y en el contexto concreto de la sexualidad, la
tecnología nos acerca a la persona que habita al otro lado de la
pantalla o nos separa de ella produciendo un ensimismamiento de
soledad en el que el Eros es debilitado, huyendo del otro, incapaz
de comunicarse con él: por la distancia del medio y por la
resultante cosificación del cuerpo expuesto. Con tales supuestos
el escritor Byung-Chul Han conjetura que desaparece la experiencia
erótica en la persona.