Este proyecto pictórico trabaja el espacio interior desde la miríada de citas y herramientas
procuradas por el estudio de la tradición de la representación. También desde un lenguaje
basado en el esbozo, en las herramientas y metodologías del dibujo, que pretende meterse
bajo la piel de la propia pintura. Mi proceso se queda en el boceto e insiste sin llegar a
la compleción pictórica del cuadro, sin dejar que la capa de pintura finalice. En su lugar,
el lenguaje difuso y polvoriento del carboncillo descubre la estructura subyacente, la
grisalla queda expuesta, y somos testigos del proceso, del trabajo pictórico, desvelado ante
nosotros.