Uno de los objetivos de la educación, es de reducir o eliminar las barreras que pudieran obstaculizar la participación de las personas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, la UNESCO destaca la educación como un vehículo transcendental para conseguir la inclusión social de quienes pudieran estar en riesgo o en situación de exclusión, siendo la danza un medio muy valioso para paliar estas desigualdades.
Siguiendo el protocolo PRISMA, se realizó una revisión sistemática a partir de una búsqueda en Web of Sciencie y Scopus, utilizando como criterios de búsqueda “danza” “educación” e “inclusión” tanto en español como en inglés, que arrojó un total de 419 resultados de los cuales se seleccionaron 23.
Las investigaciones muestran que el concepto de danza puede entenderse como el arte de mover el cuerpo al ritmo de una música, expresando emociones, ideas, pensamientos o historias. Este arte incide en el proceso de formación del ser humano, estimulando el desarrollo intelectual, motor, afectivo y social de los individuos. El baile es utilizado para alcanzar el bienestar físico y psicológico, y permite al individuo reforzar su identidad grupal y sentido comunitario, independientemente de sus capacidades, habilidades o competencias.
Los pocos estudios existentes que emplean la danza como vía de inserción social, evidencian un fomento de oportunidades de participación y desarrollo de las personas, pero para ello se requiere un proceso de transformación que permita la eliminación de barreras socialmente impuestas y una reforma educativa.