El apego es un concepto estudiado desde la Psicología de forma tradicional sin, quizás, asociarlo a otras áreas dentro de la Psicología o la Educación sin salirnos de su propia definición. El apego se considera como ese vínculo físico y emocional entre el bebé y su figura de referencia (0-3 años), la predisposición biológica innata que asegura la supervivencia del bebé, proveer de proximidad, protección y seguridad por parte del cuidador, lo que puede ayudar a permitir la exploración de lo desconocido. Todo ello, supone una base de seguridad que formará los cimientos del desarrollo sano de la mente del niño, definido según el afecto (Empatía, Sensibilidad, Disponibilidad, Validación emocional…) y la exploración (Permitir la exploración, refugio al que se puede acudir en busca de consuelo y seguridad, regulación emocional…). Estas dos estructuras, casan con un constructo neuropsicológico conocido como Funciones Ejecutivas, un concepto que viene caracterizado por la planificación, control emocional, supervisión, autorregulación, memoria de trabajo… áreas fundamentales en el desarrollo como personas y que, en el niño y adolescente, repercuten en gran medida en su vertiente más personal y académica/profesional.
En este caso, la presente comunicación pretende aportar una visión teórica desde la perspectiva neuropsicológica del estudio del apego y su relación con el comportamiento, demostrando, con el análisis de estudios previos, la radical importancia de estudiar esta conexión entre los conceptos, favoreciendo así la comprensión del desarrollo psicológico, social, emocional y conductual del niño y, posterior, adulto. Conociendo las respuestas y comportamientos, podemos ofrecer una gran variabilidad de opciones a esas posibles dificultades que ha podido ocasionar la influencia recíproca entre el apego y su funcionamiento ejecutivo.