Un pasatiempo relativamente frecuente entre los niños de las décadas de los 70 y 80 era la fabricación casera de máquinas de pinball. Este proyecto gira en torno al rescate de esa actividad infantil, presente en la infancia del autor. Mediante la construcción de una máquina de pinball, en este proyecto se propone una manera concreta de entender la infancia, se sugiere verla como algo que por algunos de sus rasgos dura toda la vida. En la obra plástica del trabajo, mediante el uso de la pintura y la mecánica, se deja constancia de esta idea.
La obra plástica de este proyecto no consiste en recrear esos pinballs fabricados por niños que imitaban, pese a sus limitaciones, las máquinas que veían en los bares; y mucho menos consiste en recrear las máquinas originales. La obra consiste en recrear las máquinas construidas por niños, pero no usando las habilidades adultas para acercarlas a su objeto de mímesis (la máquina de pinball original), sino usando las habilidades adultas para radicalizar los aspectos formales de las
creaciones infantiles.
Apoyándose en el paradigma que implica esta propuesta de mirada hacia la infancia, se ofrecen, tanto en este texto como en la misma obra, apreciaciones estéticas sobre la poética de lo mecánico y sobre los ecosistemas urbanos.