Los libros de trajes, como una tipología de fuente que tiene su primer desarrollo du-rante el siglo XVI, aportan un espacio de representación sociocultural de dicho periodo, al igual que otros recursos documentales de carácter textual y visual, como las cartografías o la literatura de viajes. Desde un marco teórico feminista y poscolonial, pueden aportarnos datos relevantes sobre dichas figuraciones desde los discursos de poder en los comienzos de la llamada modernidad, y en especial la construcción de la otredad, tanto corporal como territorial. Estudiado desde su propia materialidad, el libro de trajes nos habla de los pro-cesos que tienen lugar alrededor de su aparición con el desarrollo de la imprenta, hasta la actualidad, que los sitúa en los grandes centros de manifestación de la cultura principal, las bibliotecas