¿Cómo una sociedad conservadora y religiosa de la región de Los Altos, escenario privilegiado de la Cristiada en el estado mexicano de Jalisco, vio nacer y produjo una mujer revolucionaria, anticlerical, anarcosindicalista y libre pensadora?, según ella se autodefinía mientras ayudaba a crear una de las secciones de la Casa del Obrero Mundial, en 1924. La Cristiada fue un movimiento armado en los años 20, entre el gobierno y las milicias de católicos que resistían a la legislación y políticas públicas. Partiendo de esa problemática propongo una aproximación, desde la Historia Cultural, a la vida y activismo político y social de Soledad de Ávila Orozco, también pionera del sufragio femenino en México, cuando se postuló en 1937 como candidata independiente para diputada local, en el estado de Guanajuato. Ganó, con un amplio margen de votos, pero como había previsto, no le permitieron desempeñar el cargo. Tampoco era eso lo importante, según decía, y sí “abrir brecha y sentar un precedente”. ¿Sus electores? Eran de las más diferentes filiaciones e ideologías, desde católicos, anticlericales y anarquistas, pero, principalmente, miembros del Frente Único Pro-Derechos de la Mujer, del que Sole-dad Ávila Orozco será una de las fundadoras. Siguió luchando hasta los 84 años, cuando murió en 1985.