La quimioprevención de enfermedades basada en la dieta ha surgido en los últimos años como un enfoque interesante para la prevención, e incluso la ralentización de fases iniciales, en patologías de alta prevalencia como son las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y el cáncer. En el caso concreto del cáncer, una de las dianas farmacológicas utilizadas en clínica es la inhibición de la angiogénesis, dado el papel fundamental que este proceso tiene en el desarrollo de tumores y su diseminación. Derivada del anterior concepto, la angioprevención propone el uso de inhibidores de la angiogénesis en la prevención del cáncer. Precisamente, el potencial antiangiogénico que exhiben muchos compuestos naturales contenidos en diferentes alimentos de la dieta mediterránea hace que este patrón dietético sea especialmente interesante como fuente de agentes quimiopreventivos, definidos dentro de la estrategia de angioprevención [1].
En línea con esto, la gastronomía tradicional española, basada en la dieta mediterránea, emerge como una potencial herramienta al servicio de la quimioprevención, por lo que acuñamos el nuevo concepto de gastronomía bioactiva, relativa a los beneficios de nuestra gastronomía bajo el prisma de la quimioprevención mediante compuestos bioactivos de los alimentos.