El proyecto que aquí se presenta tiene su origen en abril de 2019, momento en el que se
produjo la decisión de dejar la ciudad donde llevaba viviendo cuatro años, Sevilla. Más
que una marcha, fue una huida. Escapar de mi trabajo de camarera, la vida nocturna y los
constantes excesos era el fin último de aquella decisión. Aquello –que en el título del
proyecto denominamos plaga– fue el detonante de la obra que aquí se presenta.
Así pues, me mudé a vivir con mi abuelo materno, Rafael, a un pueblo de la sierra del
Málaga: Teba. Volví a la tierra que me vio nacer. En ese momento comenzaron los paseos
por el campo, el recorrido constante por el territorio, las historias contadas y la obsesión
por registrar todo lo que veía, todo lo que escuchaba. Cortijos, molinos, caminos, puentes,
huertas: todo estaba en ruinas, todo estaba desapareciendo y yo necesitaba guardar en la
memoria cada resquicio de esos trozos de historia que pronto ya no estarían.
Como resultado, y tras varios proyectos anteriores, surge Plaga y raíz: semilla¸ una obra
compuesta por un archivo fotográfico de 142 fotografías en blanco y negro, documentos,
mapas e información recogida mediante la tradición oral.
Esta obra supone un punto entre el fin y el principio. Es el “porqué” constante en mi
mente, el cuestionamiento de mi propia identidad a través de la investigación del
territorio. El archivo de fotografías monocromas, junto con los textos y los diferentes
documentos añadidos conforman una red llena de similitudes y diferencias entre todos
sus puntos que el espectador deberá recorrer y descifrar.