Resultan ya un lugar común afirmaciones de que la corrupción es una patología del sistema social, una plaga insidiosa que erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones y que, una vez instalada en el ámbito político, genera un amplio espectro de consecuencias negativas para las democracias contemporáneas. No por casualidad, se forjó en el ámbito internacional un discurso de «combate» a la corrupción. Este discurso, a su vez, se materializó en acuerdos y tratados internacionales que demandan, entre otras medidas, que los Estados tipifiquen como delito las formas más frecuentes de comportamiento corrupto. Ante estos verdaderos «mandatos de criminalización» y considerando los esfuerzos emprendidos por diferentes organismos internacionales en el sentido de armonizar la legislación penal estatal que atañe a la prevención y represión de la corrupción, se hace necesario establecer las bases y el marco valorativo en el que se ha de generar el derecho penal legítimo en materia de corrupción política. La finalidad de la presente tesis doctoral es contribuir a este debate.
Para tanto, la tesis se divide en tres partes.
La primera de ellas se destina al análisis del sistema político de las sociedades democráticas contemporáneas. Su principal finalidad es investigar cómo se articulan los sistemas políticos en las actuales democracias, qué prestaciones ofrecen al conjunto de la sociedad, así como cuáles son, cómo interactúan y qué funciones desempeñan los diferentes roles y estructuras políticas democráticas. Esta sección consta de cuatro capítulos. El capítulo I está dedicado al estudio del sistema político articulado en términos de Estado democrático de derecho. El capítulo II analiza las estructuras que hacen viable diferentes formas de participación política ciudadana en los procesos democráticos de formación de la opinión y voluntad comunes.