El patrimonio arquitectónico es uno de los tipos de bienes con los que el ciudadano puede crear la mayor conexión, ya que, al hacer un uso directo de los inmuebles, los percibe de manera diferente a las artes plásticas. A veces, cuando se proponen renovaciones en los entornos urbanos, se estudian las funciones que se les puede dar a los edificios que han sido abandonados para regenerar nuevos flujos de actividad en dichas zonas. En otras ocasiones, estas piezas arquitectónicas se consideran molestas, ignorándolas en los planes urbanísticos, lo que las condena a desaparecer. En estos casos, no sólo se elimina el material de construcción con el que fueron realizados, o los elementos que aún se conservan en su interior, sino también el vínculo cultural con la sociedad, disminuyéndose así la información que conservaba sobre el periodo histórico al que pertenecieron y su vínculo con el presente, destruyéndose así parte del patrimonio cultural de un lugar.