El Centro de Imagen en Movimiento de Málaga consiste en una propuesta de museo del cine, el cual pretende convertirse en un nuevo icono de la ciudad que llene de vida y movimiento el paisaje en expansión de su zona oeste. Su ubicación contribuye a consolidar el nuevo núcleo cultural y turístico, constituido por los espacios expositivos del edificio de Tabacalera y de la Térmica, y a mejorar la red de conexión ocio-cultural entre el casco histórico, el Palacio de Deportes, el Palacio de Ferias y Congresos y la Senda Litoral.
Parte de la relación existente entre el cine y la arquitectura se basa en que ambas artes utilizan las dimensiones, los juegos de luces, el tiempo, los colores y sus percepciones para producir una serie de estímulos conscientes e inconscientes en nuestra relación psíquico-espacial. El cine utiliza la psicología del color para trasladarnos a la ilusión que nos muestra a través de la pantalla, mientras que la arquitectura la usa para evidenciar un determinado volumen, un detalle constructivo o mimetizar visualmente determinados aspectos del espacio, por ejemplo. Así, la elección de los colores de un edificio influye en los efectos visuales y el conjunto de emociones de las personas ante éste. Esa idea se refleja en el proyecto mediante los colores de sus cubiertas, dado que cada una abarca un área definida del mismo y crea una conexión visual constante entre interior y exterior.
En cuanto a su relación con el entorno, el edificio se abre a la plaza, siendo permeable por sus cristaleras en planta baja. Los huecos de las cubiertas dejan que la luz penetre en las diferentes estancias, y el hueco centrado creado en cada forjado sobre el hall, junto al núcleo vertical de comunicaciones, posibilita la degradación de la luz que entra por las cubiertas, generando así un juego de luces sobre la zona de exposiciones temporales aumentando su valor espacial. De este modo el edificio no interrumpe ninguna conexión visual hacia la zona central, resaltándola.