La educación financiera (financial literacy en inglés) ha generado un especial interés en las últimas décadas entre las diferentes organizaciones internacionales, entes públicos, investigadores y la ciudadanía en general, por su importante implicación a nivel personal y social. Estudios previos han tratado de examinar la influencia de la educación financiera sobre el comportamiento financiero de los individuos; no obstante, tal y como reclaman notorios investigadores, son aún insuficientes los trabajos que explican el papel de la educación financiera en las anomalías del comportamiento relacionadas con sesgos psicológicos en la toma de decisiones financieras, especialmente en aquellos aspectos intrínsecamente relacionados con la personalidad del individuo, como su propensión a tomar riesgos. En un intento por abordar esta cuestión, la evidencia empírica existente ha arrojado resultados opuestos, lo que podría venir motivado por la medición incompleta de la educación financiera únicamente a través de una de sus tres dimensiones. Además de lo anterior, gran parte de las investigaciones han analizado individuos muy heterogéneos en cuanto a su formación y edad, lo que dificulta aún más la obtención de conclusiones consistentes para los diferentes segmentos de la población. En un contexto como el actual, en el que las decisiones financieras deben tomarse cada vez a una edad más temprana, el estudio de la educación financiera se hace especialmente necesario en adolescentes y estudiantes por su implicación en la planificación y el bienestar financiero, entre otros. Sin embargo, son escasos los trabajos que centran este análisis en estudiantes universitarios. De esta forma, y mediante aplicación de PLS-SEM, este estudio trata de esclarecer el impacto que ejerce la educación financiera a través de sus tres dimensiones (conocimiento, actitud y comportamiento financiero) sobre la propensión a tomar riesgos de 600 universitarios de tres universidades españolas diferentes.