La literatura hebrea, tres veces milenaria, estuvo exclusivamente en manos de escritores masculinos hasta comienzos del s. XX, cuando finalmente, como producto del Movimiento Sionista y de la Revolución Bolchevique aparecen las primeras voces literarias femeninas en la Palestina otomana. A pesar de que la escritura femenina hebrea tiene, pues, una vida de apenas un siglo, las mujeres irrumpieron con fuerza en la arena de las letras hebreas, sobre todo a partir de los años ochenta del siglo pasado. Y, sin embargo, siguen siendo unas grandes desconocidas, debido a que las políticas de traducción, intencionadas o no, privilegiaban a los autores al tiempo que invisibilizaban a las autoras, como prueba la clamorosa ausencia de traducciones de las obras de ellas. A pesar de todo ello hemos observado últimamente un cambio de dirección de esas políticas como resultado de la insistencia de visibilizar esa realidad discriminatoria en los medios de comunicación, festivales literarios, congresos y otros foros