Gran Dolina es una cueva rellena por al menos 25 m de sedimentos pleistocenos dividido en 12 unidades litoestratigráficas y 19
facies sedimentarias. Estas facies sedimentarias se han dividido entre facies alóctonas, definidas como entradas de sedimentos
desde el exterior, y facies autóctonas, definidas como sedimentos generadas dentro del karst; sin embargo, esta clasificación
de facies ha sido cuestionada en trabajos recientes. En este estudio se ha descrito en detalle las unidades TD1 y TD2 de Gran
Dolina y se ha evaluado la idoneidad del uso de facies autóctonas. Para ello, se ha estudiado la sección estratigráfica de la
excavación arqueológica, combinando observaciones de campo con análisis de laboratorio (tamizado, difracción láser y DRX)
para caracterizar la textura y estructura de los sedimentos. A partir de estos estudios, se han identificado un total de 8 facies
sedimentarias, y se han separado la unidad TD1 en dos sub-unidades y 13 niveles, y la unidad TD2 en tres sub-unidades. La
asociación de facies indica una sucesión de fases freáticas y vadosas que definiría conjuntamente condiciones epifreáticas en
el interior de la cueva, relacionadas con la transición entre la terraza T3 y la terraza T4 del valle del río Arlanzón. Por tanto, se
propone el término facies de interior (y facies de entrada en vez de facies alóctonas) para definir los sedimentos de las unidades
de TD1 y TD2 de Gran Dolina, ya que el análisis de facies indica transporte de los sedimentos por corrientes subterráneas.