Muchos psicólogos y criminólogos han desarrollado teorías para explicar los efectos de las escenas violentas en los medios de comunicación. Una de estas hipótesis trata de explicar dicha influencia por medio de la catarsis que provoca en el espectador la visión de la violencia, con lo que su ejecución real se reduciría; otra hipótesis indica que se produce un efecto de modelado, así a través de la televisión se aprenden normas y técnicas, y la televisión proporciona a los niños unos modelos a los que imitar. Un análisis de 2.500 estudios sobre los efectos de la violencia televisiva parece ofrecer más apoyo a esta última hipótesis: se ha podido detectar una relación entre el contenido violento observado y la conducta agresiva a corto plazo. Los efectos a largo plazo en forma de conducta delictiva y no simplemente agresiva son más difíciles de documentar. En cualquier caso, estudios de gran solidez metodológica avalan la idea de que el contenido violento de los programas es un elemento predictivo de la violencia adulta posterior.
Aparte de los estudios científicos sobre la violencia televisada y la violencia en la sociedad, la prueba más contundente de que imágenes televisivas influyen en la conducta es la existencia de spots publicitarios. Se invierten miles de millones en publicidad con la intención evidente de influir en la conducta de los consumidores, lo cual puede considerarse una prueba de la influencia de la televisión en la conducta humana. Así pues, es probable que el fuerte contenido violento de la programación televisada pueda contribuir a un aumento de la delincuencia violenta en la sociedad española a largo plazo.