Los días 24 y 25 de marzo se celebró la XXVIII Cumbre Iberoamericana, esta vez con sede en República Dominicana. Al tiempo que los medios de comunicación se hacían eco de los acuerdos alcanzados durante ambas jornadas, subrayaban la ausencia de Juan Ignacio Luiz Inàcio Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, presidentes de Brasil y México, respectivamente, esto es, las dos naciones con mayor PIB de la región, que enviaron a otros miembros del gobierno en su lugar. No se puso el foco, en cambio, en el motivo esgrimido por algunos ausentes para excusar su presencia: semanas antes saltaba la noticia de que la República Dominicana endurecía su política migratoria frente a la vecina Haití, sumida en una fuerte crisis interna desde el asesinato del presidente Jovenel Moÿse en julio de 2021, mediante la construcción de un muro fronterizo.
El objetivo de esta investigación es explorar los orígenes históricos de la manifestación cultural dominicana actual consistente en el rechazo al haitiano. De él se derivan dos objetivos secundarios: primeramente, identificar los ejes vertebradores de la identidad nacional dominicana, fundados en el pasado colonial y postcolonial; en segundo lugar, y en relación con el anterior, subrayar la relevancia de Estados Unidos, con intereses geopolíticos claramente implicados en la isla de La Española, en el diseño de la estructura productiva dominicana y del devenir de la nación haitiana.
La hipótesis central de esta investigación es que La Española es un ejemplo perfecto de herencia postcolonial, no solo porque el despegue económico de la República Dominicana y la postración de Haití se pueden entender a partir de los postulados de la teoría de la dependencia; también, porque en la fijación de los pilares fundacionales de la identidad dominicana jugó un papel esencial la política estadounidense.
Metodológicamente, la investigación se inscribe en la historia política, la teoría de la dependencia y la geopolítica crítica.