El mundo árabe-islámico será objeto de movimientos alternos y a veces confusos de fobias y filias en el siglo XIX español. Ambas corrientes se pueden rastrear en las traducciones alcoránicas de esta época. Impulsadas por los más encontrados objetivos, desde la refutación del islam hasta el acercamiento científico a la civilización árabe-islámica, pasando por los intereses de la acción colonial o del mercado editorial, vieron la luz en este periodo dos traducciones parciales (Borrego, 1844, y Gerber de Robles, 1844) y tres completas (Ortiz de la Puebla, 1872; Murguiondo, 1875, y García Bravo, 1907) del texto alcoránico. Lo singular de todas ellas, pese a sus objetivos bien distintos, es la dependencia casi absoluta de la versión francesa Le Koran de Albin de Biberstein Kazimirski. Junto a estas retraducciones, el siglo XIX español aún registró al menos un intento de traducción directa del árabe por Aníbal Rinaldi, del que sólo conservamos testimonio indirecto en otras obras.