La educación es el eje estratégico para activar la transformación económica y cultural de
las naciones, promover la calidad de vida de la sociedad y la vinculación de las personas con el
mundo del trabajo. Invertir individual y socialmente en educación, genera beneficios de rentabilidad
macrosocial, microsocial y personal. De este modo, el futuro personal y colectivo, está ligado al
proceso educativo y a la formación de personas críticas, que puedan intervenir en la mejora de su
realidad social (Díaz Domínguez y Alemán, 2008). La educación, y en especial la superior, prepara a
la ciudadanía para la vida, generando altas expectativas individuales y colectivas, para construir un
mejor entorno social (Soto y Torres, 2016). Con un nivel educativo óptimo, la juventud contribuye a
la economía nacional y a reducir la brecha de desigualdad social (OCDE/CEPAL/ CAF, 2016). Desde
esta perspectiva, las Instituciones de Educación Superior (IES), tienen el compromiso con la sociedad
de reforzar el binomio calidad-pertinencia. Todo ello para que la juventud mexicana cuente con el
perfil profesional que exigen los retos y expectativas de la realidad social. Frente a este panorama, el
planteamiento es: ¿La formación universitaria contribuye al empoderamiento laboral y social de la
juventud mexicana? Para este estudio se han considerado cuatro centros de la Universidad de
Guadalajara, de diferentes regiones del Estado de Jalisco, México. Con este trabajo se busca analizar
la fiabilidad y validez de la evaluación realizada, con un instrumento orientado a analizar el entorno
laboral y social del alumnado que egresa de la Universidad de Guadalajara.