En este capítulo se defiende el espacio de un taller de dramatización como un entorno idóneo para generar un acercamiento a la lectura. Acudir a los cuentos para proponer prácticas de dramatización puede ayudar a que los niños de 4 a 7 años empiecen a ver la lectura como una práctica social atractiva. A las experiencias cognitivas, sensoriales, emocionales y sociales que vivirán en el taller de dramatización se sumarán experiencias con lo escrito a través de libros que cuentan historias con palabras y /o con imágenes. Esta alfabetización temprana ayuda a los pequeños pre-lectores a ir construyendo hipótesis en relación con el funcionamiento del lenguaje escrito. Aprenderán que la lectura va más allá de ser considerada una actividad funcional de carácter instrumental, que ser lector/a consiste en dar vida a los textos- cuentos y serán conscientes de que el poder de los libros consiste en actuar sobre lo real por medio de la imaginación.
Se ha acudido a la teoría transicional de Winnicot (2012) para defender que la lectura de cuentos en edades tempranas de aprendizaje se convierte en un espacio transicional, donde el niño/a entra en contacto con el exterior generando una experiencia fuertemente emocional y creativa. Se anima asimismo a los niños/as a acrecentar su competencia literaria intuitiva, lo que les permitirá construir hipótesis y expectativas acerca de qué son los libros, qué tipo de experiencias les pueden proporcionar y qué tipo de retos les van a plantear. Todo ello en un ambiente emergente de alfabetización seguro, donde el juego se alza como una estrategia imprescindible y la narración se convierte en el hilo conductor de la dramatización.
Para terminar, se ofrecen propuestas concretas de dramatización con cuentos y/o álbumes ilustrados así como se ofrecen las claves para convertir un texto narrativo en una experiencia dramática .