Este trabajo lleva a cabo una aproximación a la capacidad de la ficción literaria y audiovisual para modificar y recrear la percepción de espacios físicos reales cuando estos entran a formar parte de las historias narradas, un aspecto que, si bien no es nuevo, ha alcanzado en tiempos recientes una enorme dimensión en el ámbito de la cultura popular. Resulta llamativo comprobar cómo una narración ficticia es susceptible de transformar la dimensión patrimonial real de un espacio, tal como vendrían a demostrar numerosos ejemplos de obras literarias, películas o series de televisión que, tras alcanzar una gran popularidad, han provocado un interés y demanda turística inusitados en algunos de los lugares representados. Es el caso de fenómenos literarios, cinematográficos y televisivos como, entre otros, las sagas de Outlander, Juego de Tronos o Harry Potter, las obras de Jane Austen o William Shakespeare, o personajes como Sherlock Holmes. A través del análisis de algunos de estos ejemplos citados, este estudio examina el proceso mediante el cual ciertos espacios físicos adquieren en la mente de lectores y espectadores un valor intangible más allá de su propia valía intrínseca, poniendo de manifiesto la capacidad de la ficción para producir una reorientación de la percepción del patrimonio cultural.